• 30

     

    En Calafate, una de las dos excursiones inevitables era lacustre : ir a ver el glaciar Upsala. Su nombre se debe a investigadores de la universidad de Uppsala, en Suecia, quienes lo bautizaron así en 1908 en honor a su facultad. Venían a estudiar el bosque. En el transcurso de 50 o 60 años, el bosque andino retrocedió mucho, porque la pluviometría va disminuyendo. Y los glaciares retroceden también, porque el clima se calienta.

    El barco salía a las 8 de la mañana de Punta Bandera, así llamada porque nuestro intrépido Perito Moreno allí plantó una bandera argentina durante su exploración de la cordillera.

    Estando Punta Bandera a 47 km de Calafate, les dejo adivinar a qué hora había que levantarse para ir a la agencia, subirse al micro con el chofer e ir a buscar a los pasajeros en los hoteles.

    Un día llevamos de excursión a la actriz norte americana Bo Derek, junto con su productor de cine. El chofer de la Kombi hizo lo imposible para subirse al barco con ellos.

     

    Lire la suite...


    votre commentaire
  •  

    31

     

    Recibí un día un grupo de Franceses que tenían el mismo acento que yo : el acento sureño. Por una vez, los turistas no iban a decirme : « Vous n’avez pas perdu votre acson, hein ! » (No perdió su acento, hé!) ¿ Porqué ? ¿ Tenía que perderlo ? Según los días, contestaba « Vous non plus ! » (¡ Ud tampoco !) o bien « Nous dans le Midi nous n’avons pas d’accent. Ce sont les gens du Nord qui parlent pointu ! » (Nosotros en el Sur no tenemos acento. Es la gente del Norte que habla puntiagudo ! )

     

    Con el transcurso de los kilómetros, sobra tiempo de hablar. Estos pasajeros venían de la misma región que yo, Lozère y Aveyron. Campesinos, agricultores, o bien de familias de agricultores. Aquellos sí que entendían cuando se les hablaba de ovejas. En la primera parada sobre el camino al glaciar, en vez de sacarle fotos al Cerro de los Elefantes, estaban la nariz a ras del suelo, revolviendo la tierra con la punta del pie : « Tienen buena tierra, aquí ! » Mi padre, en Bariloche, había tenido la misma reacción (ver capítulo 12).

     

    Todos eran miembros de una asociación : la asociación Rouergue-Pigüe.

     

    Para precisar la geografía, el Rouergue es una provincia del tiempo de los reyes de Francia, correspondiendo más o menos a Aveyron, al Sur de la montaña del Macizo Central.

     

    Chapitre 31 : Pigüe

    Región de Rouergue, Francia

     

    ¿ Y Pigüe, me preguntarán ? En Francia no lo encontrarán. Habrá que tomar el barco en Le Havre, Nantes o Bordeaux, y cruzar el Atlántico hasta Argentina, tal como lo hicieron los habitantes de Rouergue dos siglos atrás.

     

    Lire la suite...


    votre commentaire
  • 32

    En el aeropuerto de Río Gallegos, hay una placa. Esta placa conmemora la línea francesa de la Aeropostal, que hacía escala allí.

    Recibí un día un grupo del personal de Air France : pilotos, mecánicos, oficinistas... Me imaginé que tenía que ser un grupo bien especial, cuando apenas bajados del avión, me pidieron ver esta placa, y, como si nada, púdicamente, inclinaron la cabeza en frente de la placa.

    Personajes ilustres volaron en Patagonia y arriba de la cordillera : Mermoz, Saint Exupéry, Guillaumet...

     

    Chapitre 32 : l'Aéropostale

     

    Chapitre 32 : l'Aéropostale

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    Con ese grupo de Air France, escuché más de lo que hablé. Sencillamente dejé el micrófono a los sabían más que yo.

     

     

    Lire la suite...


    votre commentaire
  • 33

    Ésta era la reina de las excursiones : el glaciar Perito Moreno. A nosotros lo guías nos gustaba mucho, porque recién empezábamos a las nueve y media, ¡ dormíamos hasta tarde !

    Seguíamos la orilla del cuerpo principal del lago Argentina, y parábamos al pie de una formación rocosa particular que recordaba una manada de elefantes esculpidos en la roca.

     

    Chapitre 33 - Le glacier Perito Moreno

    Ruta hacia el Glaciar Perito Moreno y Punta Bandera : el cerro de los Elefantes

    En la entrada del Parque Nacional Los Glaciares, hacíamos una pausa en la casa del Guarda Parques. Un día, una camionata Mazda con seis Japoneses, el guía y el chofer habían parado al lado nuestro. Uno de los Japoneses había bajado a estirar las piernas, y vió un zorrino que corría por el pasto. Por supuesto, ¡ foto ! El Japonés se puso a correr detrás del zorrino para sacarle foto de más cerca. El guía y el chofer se pusieron a correr atrás del Japonés gritando desesperadamente ¡ nooooooo ! Y lo que tenía que ocurrir ocurrió : el zorrino, sintiéndose en peligro, levantó su cola en penacho blanco y negro, y con la precisión de un visor electrónico, lanzó un chorro de orina sobre el pasajero.

    ¿ Cómo le explico ? No es que huela feo, huele peor. Una especie de aire espeso, casi líquido, acre, tapiza la garganta e impide respirar. Catástrofe de primera importancia, y estábamos sólo a la mitad del camino al glaciar. Ni hablar de dar la vuelta, ni devolver la plata a los pasajeros porque un tonto de turista se hizo mear encima por el animal más pestilente del pays !

    Así que continuaron, apilados de a ocho en la pequeña Mazda. Cuando los vimos pasar, faltaba filmar : el chofer y el guía, adelante, ventanas bajas, sacaban la cabeza afuera a pesar de la tierra abundante que levantaba el vehículo que los precedía. Pero las ventanas de atrás no bajaban, se entreabrían 5 cm hacia el interior. Los Japoneses estaban nariz y boca pegadas a la angosta abertura. Por supuesto, nosotros, en nuestro micro que olía bien, estábamos muertos de risa. Pero para ellos, me imagino que la ruta debió de ser larga !

    Los días siguientes, el chofer nos contaba : « Limpié la Mazda con lavandina, con alcohol, con antibacteriano, le eché perfume, ¡ y todavía tiene olor ! »

     

    Continuando la excursión, bordeábamos uno de los brazos del lago, llamado brazo Rico, y entrábamos en el bosque del Parque Nacional Los Glaciares.

    El micro encabezaba hacia el Oeste, hacia la cordillera y sus bosques de lengas (nothofagus pumilio), otra clase de haya, más chica que el coihue de Bariloche, pero de la misma familia. La lenga, al contrario de su gigante primo, tiene hojas caducas que confieren colores suntuosos al otoño. En esta ruta pasábamos de la estepa al bosque andino-patagónico, siguiendo el fondo de valles glaciarios donde todavía quedaban morenas y bloques erráticos acarreados por glaciares hoy desaparecidos.

     

    Chapitre 33 - Le glacier Perito Moreno


    Parábamos a comer en una hostería, único lugar construído, luego subíamos un par de kilómetros para llegar al promontorio que dominaba el glaciar.

     

    Chapitre 33 - Le glacier Perito Moreno

    Promontorio del glaciar Perito Moreno

     

    Lire la suite...


    votre commentaire
  • 34

    Un día recibí un grupo de periodistas franceses. Parisinos en su mayoría, trabajaban para revistas prestigiosas. Uno de ellos era Jacques Roure, entonces periodista de L'Express.

    Ibamos en Renault Traffic. Hicieron todas las excursiones, y para favorecerles un poco más, a la vuelta del glaciar Perito Moreno, pasamos por la estancia La Anita, 30 000 hectáreas. No es de las más pequeñas, tampoco de las más grandes.

     

     

    Y remontamos en el pasado obrero de la Patagonia, ¡ compañeros !

    Cuando los Tehuelches fueron definitivamente despojados de sus tierras y reducidos a la miseria, se vendieron las tierras. En 1920, en la época en que van a empezar las huelgas obreras en la Provincia de Santa Cruz, Mauricio Braun, hijo de emigrados rusos, poseía con su hermana Sarah Braun, la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego. Dicha sociedad juntó hasta 1 376 160 hectáreas, cifra astronómica, dice Borrero (autor español de un libro al respecto) que difícilmente fue superado en el mundo. Sobre estas tierras había 1 millón 250 mil ovejas que producían 5 millones de toneladas de lana, 7 toneladas de cuero y 2 500 toneladas de carne por año.

     

    En el continente, según un artículo de la revista Argentina Austral, editada por el grupo de las sociedades Braun Menéndez-Menéndez Behety, Mauricio Braun poseía :

    La estancia Coy-Aike, en Santa Cruz, 100 000 ha ; en Chubut, las estancias Quichaura de 117 500 ha, Pepita de 77 000 ha, Laurita, de 57 500 ha et Laura de 10 000 ha … et así hay líneas y líneas.

    Lire la suite...


    votre commentaire