• 10

    Las islas Malvinas, justamente. Así denominadas porque un barco francés pasando por ahí depositó, como castigo común de la época, a marineros amotinados oriundos del puerto de Saint Malo, en Bretaña francesa. Los Argentinos las llaman Las Malvinas, y los Ingleses que no hacen nada como la gente, las llaman las Falklands.

     

     

    El año 1982 tejía sus días, y el régimen militar, al poder desde el 76, estaba sin aliento. Una manifestación enorme, la primera, salió a las calles en Buenos Aires. La crisis económica debida a la liberalización, el FMI y sus estragos, empezaban a suscitar una ira grande y popular. De pronto, la gente le perdía el miedo a este régimen asesino.

    Los militares pensaron crear una distracción tratando de reconquistar las Malvinas por la fuerza. Además, en derecho internacional, parece que, decían, que había que quebrar el período de 150 años de ocupación inglesa ininterrumpida y sin reclamo, desde 1833.

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  • 11

    San Carlos de Bariloche, es una ciudad en el medio de una multitud de lagos, al pie de la cordillera de los Andes.

    Una joya, un santuario, agua celeste, árboles verdes, nieve, aire puro, pendientes que bajan suavemente hacia el lago, chalets de madera.

     

    Cuando se viaja en micro desde Buenos Aires, son 1621 km. O sea, 26 horas sentado en un micro.

    « – Te tenés que llevar un lápiz.

    Porqué ?

    Para redibujarte la raya cuando llegas, porque se te borró ! »

    Saliendo de Buenos Aires, se cruzan llanuras, la pampa, se sube una meseta. Horas después, se sube otra meseta ( ¡ oh, señor vecino de mis padres !) luego el verde le cede lugar al amarillo, es la Patagonia, la estepa pelada. Horas. Es largo. Y luego, después de horas y horas de monotonía, de golpe, al final de una cuesta, en una curva, una se lo toma en plena cara : las montañas, el lago, y su majestad Bariloche.

     

     

    Chapitre 11 - San Carlos de Bariloche

     

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  • 12

    La temporada invernal se terminó, y con ella mi fuente de ingresos. Había que sobrevivir hasta la próxima temporada. Dí clases de francés a niños de un instituto privado. No me llenaba mucho los bolsillos, y me dejaba en paro durante el verano de las vacaciones, diciembre-enero. ( ¡ Ay, Navidad en verano ! ¡ Berk ! En cambio, el 14 de julio bajo la nieve, es divertido.)

    Mis padres hicieron el viaje para venir a verme. En Buenos Aires presenciaron una enorme manifestación contra el régimen militar. El telegrama de la fecha de su llegada terminó en la despensa del Faldeo y no fue más lejos. El taxi se dió mañas como un campeón y al final encontró mi chalet.

     

    Detrás del chalet, había un bosque de cipreses, cipreses argentinos que parecen pinos. Solía ir a pasear ahí, con mi gato que me seguía. Tuve muchos gatos, pero fue el único que seguía a su ama como si fuera un perro. Durante su primer paseo por este bosque, mi viejo parecía un sabueso, el hocico a ras del suelo. Olía la tierra, la daba vuelta con el pie. Y decía a mi madre :

    « – Tu as vu la terre qu’ils ont ici ? Regarde cette terre ! Non mais tu as vu la terre qu’ils ont ? »

    « ¿ Viste la tierra que tienen acá ? ¡ Mirá esta tierra !  ¿ Pero viste la tierre que tienen? »

     

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  • 13

     

    Ya estaba. Los militares largaban el poder. Siete años de dictadura, de 1976 al 83. Miles de desaparecidos, niños robados. Para terminar, una guerra perdida, y las Malvinas siempre inglesas. No había mucho de qué enorgullecerse.

    Se preparaban elecciones. Nuestras viejas democracias europeas no tienen idea de lo que representaban para los Argentinos, el « sacarse los milicos de encima ». Por cierto no era la primera dictadura para Argentina. Hasta aquel momento, ningún gobierno democráticamente elegido había sucedido a otro gobierno elegido. Desde la independencia contra España, en 1810...

    Por eso es que, para nosotros franceses, es difícil concebir tal asunto. Allá, el poder siempre había sido tomado de vuelta por militares. Entonces, en 1982, los Argentinos respiraban, pero se preguntaban por cuánto tiempo...

     

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  • 14

     

    Bariloche posee una sólida tradición andinista, senderos, refugios, paredes que trepar.

    Otto Meiling, un pionero alemán, fue uno de los primeros en escalar las agujas del Cerro Catedral, el cerro Tronador, y en general todo lo que es roca o nieve. El Cerro Otto fue llamado así en honor a otro Alemán, Otto Göedecke, un pionero que vivió en el cerro en 1895. Allí Otto Meiling creó la primera estación de esquí de Bariloche, en la época en que se subían las pistas a pie. Sobre este cerro él tenía su casa (que había bautizada Berghof, igual que la casa de montaña de Hitler). Ya viejo, Meiling perdía un poco la cabeza, pero cuando se lo llevaban en montaña, caminaba con paso firme.

     

    Chapitre 14 - Refugio Frey

    Refugio Frey - Foto Albert Castello

     

    Habían cinco o seis refugios alrededor de la ciudad. Conocíamos a los refugieros, que pertenecían al CAB, el Club Andino Bariloche.

    Chulengo era el del refugio llamado General San Martín, el héroe de la independencia argentina. La mujer del General se llamaba Remedios de Escalada. Su nombre por supuesto figuraba sobre el botiquín de la sala común.

     

    Chapitre 14 - La montagne à Bariloche

     Chulengo

    Un día, el Chulengo vió llegar un perro, un perrazo blanco, que se instaló en el refugio.

     

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