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  Entonces al grupo de periodistas franceses les conté la huelga obrera en las estancias, luego les hablé de la historias de los Indios Tehuelches, de Magallanes, enfin, les dije todo lo que sabía. Fue un honor el tener al frente mío orejas muy atentas, un verdadero placer.

Cuando estuvieron de regreso a Francia, les mandé fotos que tenía de Tehuelches (las del capítulo 29). Las había encontrado en la tienda de un fotógrafo de Río Gallegos, que había conservado negativos (de placas de 20 cm por 10). Todavia las usaba para sacar postales en los años 1980.

Jacques Roure escribió un artículo en la revista l’Express, y me gratificó con un pequeño párrafo mencionando mi nombre, y calificándome de « enciclopedia viva de la Patagonia ». No invento.

Los vecinos de mis padres, al pago, les pasaron la revista. Faltó poco para que mi viejo se la colgara del cuello camino a la panadería. Yo ni siquiera estaba al tanto del artículo.

Pues aquel verano austral (noviembre, diciembre, enero) todos los turistas franceses desembarcando en Río Gallegos, l'Express bajo el brazo, le preguntaban a las guías :

« – C’est vous Sylvie Ferrié ? (¿Es Ud Sylvie Ferrié?)

– NAN ! casi ladraban, c’est elle ! » (No ! es ella!) designándome con ademán impaciente.

La única a quién le causaba gracia, era yo, por supuesto.

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En búsquedad de las Indias y de especies (pimienta, canela...) que se vendían carísimo en Europa, Cristóbal Colón había cruzado el Atlántico. Vikingos lo habían realizado antes que él, hacia el Norte de lo que es hoy Canadá.

Colón llegó a una de las islas del Caribe el 12 de octubre de 1492. (¡Nos descubrieron !) Esta fecha es un día feriado en América Lantina. (Como era 12 de octubre, hallaron todo cerrado.)

Creyendo haber encontrado las Indias, a los seres humanos que encontró los llamó « Indios ». Colón realizó varios viajes, y murió persuadido que sí eran las Indias donde había desembarcado.

Los navegantes después de él intentaron rodear aquella terra incógnita que obstaculizaba el camino hacia las Indias. El océano Pacífico había sido descubierto en 1513 por Vasco Nuñez de Balboa, quien habia cruzado a caballo el istmo de Panamá. Lo había bautizado « Mar del Sur ».

Fernando de Magallanes, portugués nacido entre 1472 y 1473 en Oporto, presentó un proyecto de navegación a su rey Don Manuel de Portugal, el cual no manifestó interés. Portugal poseía el monopolio del comercio de las especies desde el tratado de Tordesillas, firmado el 7 de junio de 1494 entre los reyes de Castilla y Juan II de Portugal. Gracias a este monopolio, Portugal acumulaba 200 000 ducados anuales.

Fernando de Magallanes

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«El miércoles 28 de noviembre de 1520 nos desencajonamos de aquel estrecho, sumiéndonos en el mar grande, que bautizamos inmediatamente Pacífico, en el cual navegamos tres meses y viente días sin probar clase alguna de viandas frescas. » (Pigafetta).

El hambre y el escorbuto hacen estragos entre los marineros. Las tres carabelas (la Concepción, la Victoria, la Trinidad) bordean las costas de lo que es hoy Chile, pasan por las islas Juan Fernandez y San Felix. A los primeros días de enero de 1521, van directamente rumbo al Oeste. (bitacora del piloto Albo).

La expedición pasa por Japón, que Pigafetta llama « Cipango », luego el archipiélago de las Marianas que menciona como « Islas de los Ladrones ». El 16 de marzo de 1521, llegan a las Filipinas.

El 27 de abril de 1521, Magallanes fallece en una escaramuza con los indígenas de la isla de Mactan, en las Filipinas. Eligen como nuevos jefes Duarte Barbosa y Juan Serrano, respectivament capitanes de la Victoria y de la Concepción. El esclavo que estaba al servicio de Magallanes, Enrique el Malayo, los traiciona. Los marineros abandonan a Juan Serrano a manos de los indígenas.

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Para la primera Navidad que pasamos en Calafate (pleno verano, noche cortita de sólo algunas horas, en el cielo siempre una luz tenue al Norte), por supuesto todos lo guías hicimos una mega fiesta, con el patrón, su señora, los choferes y los de la oficina. Alex, que no es de fe católica, cavilaba en venir con nosotros. Lo retamos, lo despeinamos, lo agarramos y lo llevamos con nosotros. ¡ No se iba a quedar solo mientras comíamos como salvajes !

Fue aquel verano que Argentina adoptó el cambio de hora. Hasta entonces la gente ni sabía lo que era cambiar la hora. Fue mundial : si atrasás tu reloj es más temprano, y si lo adelantás es más tarde ! Además, como la información salió apenas algunos días antes, la gente no sabía si iba a aplicarla o no. Las agencias se decidieron a último minuto. Resultó que muchos turistas no estuvieron al tanto y no se levantaron a tiempo ; ni les cuento los reclamos a gritos que soportaron las agencias aquel día. Las agencias de turismo le echaron la culpa a los hoteles diciendo que no habían avisado. Y los hoteles a las agencias.

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Invité a mis padres a venir a Argentina por la segunda vez. Ya conocían Bariloche (ver capítulo 12). Mi madre rechazó la proposición, quince horas de avión eran demasiado para ella. Mi viejo, siempre dispuesto, se preparó. Era el verano austral del 1988. El planeaba venir para Navidad. No, le dije, el glaciar Perito Moreno está a punto de romper su dique de hielo, dicen que es para febrero. Pués veníte para aquel momento.

El viejo ignoraba por completo la existencia del glaciar Perito Moreno, ni hablar de la ruptura. Como le dije de venirse en febrero, llegó en febrero. Tomó un vuelo Paris-Buenos Aires-Río Gallegos. Llegó en el mismo vuelo que un grupo de Jet Tours. Se lo presenté al Tour Conductor, le pedí permiso para ponerlo en el fondo del micro, y así nos fuimos a Calafate.

Estábamos alojados en la pensión de Carmen. Ocupaba la cama de Cristina, qui se había ido a Bariloche. Lo hice pasar en todas la excursiones.

Adelante del glaciar Upsala

Laguna de los Témpanos

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